Siempre he admirado el trabajo
de los conductores de autobús urbano. Ocho horas por las calles de nuestras
congestionadas ciudades conduciendo un mastodonte de quince metros de largo y
aguantando a pasajeros quejicas y conductores maleducados no debe de ser un
trabajo agradable. Pero de ahí a cobrar casi 60.000 euros anuales…
Así es; los chóferes de la EMT balear cobran la friolera
de 59.276 euros anuales por realizar su trabajo. ¡No piensen mal! Ni los
autobuses van a pedales ni los conductores tienen que empujarlos cuando se
quedan sin gasolina.
Y no son los únicos sueldos desorbitados que se pagan en la
empresa municipal de transportes de Palma: los administrativos se embolsan
49.000 euros, los auxiliares administrativos más de 43.000, los técnicos de la
sociedad municipal 62.511 y los cargos directivos 65.196 euros. Casi, casi, como
el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. ¿Cómo han conseguido llegar a cobrar
esas cantidades? Muy fácil: aumentando desde tiempos inmemoriales su sueldo un
5% anual hasta alcanzar el tope de los 20 años de antigüedad.
Que conste que nos importaría un bledo si la empresa fuese privada:
cada cual que haga lo que quiera con su dinero, pero la empresa es pública y
todos estos desmanes se sufragan con el esfuerzo de todos los contribuyentes. Y
no pierden poco precisamente: el 50% de su presupuesto se consigue a través de
los billetes vendidos. El otro 50%, lo pagan las arcas municipales; nada menos
que 22,3 millones de euros. Del total de gastos, un 62% va destinado únicamente
al personal; otro 16,6% para sufragar los gastos en combustible; y un 15,4% en
mantenimiento de la flota de autobuses que, por cierto, son más de 150 y la
mayoría de ellos de última generación.
Ahora están negociando el convenio colectivo de los ¡600
trabajadores! con que cuenta la empresa. Como no podía ser de otra forma, los
sindicatos no están de acuerdo con lo que propone la dirección y no se descarta
que vayan a la huelga. Uno de los puntos más conflictivos es la asignación del
Ayuntamiento: los 22,3 millones creen que se quedarán cortos y exigen que se
asignen 3 millones más hasta sobrepasar los 25 millones.
Es el resultado de muchos, muchísimos años de soportar a
políticos sin escrúpulos que solo han buscado la comisión fácil por la compra
de los autobuses y que con la excusa de la “paz social” han pagado a los
empleados públicos todo lo que unos interesados sindicalistas les han exigido,
aun a sabiendas de que con ello arruinaban al consistorio balear y, por
extensión, a todos los ciudadanos que tanto dicen defender.
¿Privatizar el servicio? Sólo por encima de sus cadáveres. Y
parece que la misma historia se repite
en otros organismos públicos como la Empresa Municipal de Aguas y Saneamiento
de Palma…
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