La Junta de Andalucía tenía proyectado en la década pasada
un faraónico proyecto denominado “Eje Ferroviario Transversal de Andalucía” que
pretendía unir por alta velocidad las provincias de Huelva, Sevilla, Málaga y
Almería. ¿El presupuesto? Una nimiedad: 1.337 millones de euros. Estado de la
obra a principios de 2014: prácticamente nulo.
En todos estos años transcurridos, apenas se ha logrado
construir la plataforma sin superestructura -vías y catenaria- ni señalización
en el tramo Marchena-Antequera. Y no hay dinero para más. Pero el problema es
más grave porque el Banco Europeo de Inversiones (BEI) aportó 180 millones y
quiere ver resultados de su inversión y si no se lleva a cabo la finalización y
puesta en servicio de la obra, la Junta no tendrá más remedio que devolver el
dinero ingresado. ¿Nos escandalizábamos del aeropuerto sin aviones de
Castellón? Pues aquí tenemos una vía de tren sin trenes… y sin raíles. Y
bastante más caro, por cierto.
Ahora, la Consejería de Fomento del Gobierno andaluz,
dirigida por Elena Cortés -IU-, quiere llegar a una solución con la Secretaría
de Infraestructuras del Ministerio de Fomento y con Adif y endosarle el muerto.
¿Cómo? Pues aprovechando otra obra proyectada por la hace años Ministra de
Fomento, la malagueña Magdalena Álvarez y que tampoco ha tenido mucho éxito: el
anillo ferroviario de Antequera.
Ésta obra, pendiente también de ejecución desde 2011,
constaba de 50 kilómetros y quería ser el mayor campo mundial de pruebas de la
alta velocidad. Con un presupuesto de 366 millones de euros, un tercio de la
financiación debería corresponder a operadores privados. Pero el concurso de
Fomento pidiendo propuestas ha quedado desierto y ahora debe ser licitado de
nuevo. Adif ya ha indicado que si el sector privado no lo ve viable, el
proyecto no se acometerá.
La recién llegada Susana Díaz ha propuesto al
Ministerio aprovechar los 70 kilómetros construidos de plataforma para
construir ese banco de pruebas y que la Administración Central cargue con el
mochuelo de los 280 millones que se deben entre fondos propios y financiación
del BEI donde, curiosidades de la vida, Magdalena Álvarez es vicepresidenta.
Esperemos que ADIF, que ya tiene una deuda de 14.000
millones de euros, no trague en esta ocasión.
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