miércoles, 18 de septiembre de 2013

Alberto Fabra y su guardia pretoriana de asesores



En un indudable acto de trasparencia (algo a lo que no estamos acostumbrados), la Generalitat Valenciana ha publicado el listado de puestos de trabajo de su Administración. Y la listita ocupa nada menos que ¡949 páginas llenitas de arriba abajo!

Poco a poco se irán destripando estas listas y nos enteraremos en qué trabajan los miles y miles de empleados públicos de esta autonomía, pero de momento ha salido a la luz el personal que rodea al Presidente Fabra. Y es para llevarse las manos a la cabeza.

El Gabinete del Presidente de la Generalitat, es decir, personal ligado directamente al presidente Fabra, dispone de un total de 32 trabajadores. Entre ellos aparecen 16 asesores, 3 conductores (exclusivamente dedicados a Don Alberto) y dos secretarias, una adjunta y otra particular. Naturalmente, todos de libre nombramiento, o sea, nombrados a dedo. No está mal para una Comunidad que ya habría presentado suspensión de pagos de no ser por el rescate del gobierno central.

 
Además de estos, Presidencia cuenta con otro centenar de empleados, entre los que cuenta con ¡21 periodistas!, un fotógrafo, dos operadores de cámara, un publicista, un jefe de equipo de correspondencia y agenda, un técnico de apoyo de gestión presupuestaria, un especialista de protocolo y  numerosos administrativos. Aunque, al menos en esta ocasión, los puestos se cubren mediante concurso.

Lo que más nos ha llamado la atención es que entre el personal adscrito a Presidencia aparece un puesto que podríamos denominar como “curioso”: Mestre-sala. ¿Y a que se dedica este funcionario? Pues trabajo no le falta ya que es el encargado del comedor y la cocina del Palau de la Generalitat.
Entre sus funciones están la adquisición de existencias para la despensa y bodega, la preparación y dirección de las comidas y cenas oficiales que se ofrecen fuera del Palau, la realización personal del servicio de sala en almuerzos o cenas de pocos comensales y el control y mantenimiento del instrumental, vajilla, cristalería, cubertería y ropa de mesa del Palau.
¡Casi nada! Con lo que les gusta comer a nuestros políticos, este buen hombre debe de ser el tío más atareado del mundo. Ni por todo el oro del mundo aceptaría este trabajo.


 

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