Cuando
hablamos de riqueza, solemos hacer referencia a la renta per cápita de un municipio,
región o país. Ya sabemos que las estadísticas son muy equívocas, pero lo normal
es que cuanto mayor sea esa renta, mejor viven los ciudadanos. ¿Y cómo se mide
la pobreza? Pues permítanme esta concesión (que ya sé que no se hace así), pero
podría medirse por las deudas que acumula la comunidad a la que nos referimos.
Y si hablamos de deudas municipales, sin duda la medalla de oro se la lleva Pioz.
Pioz es un
municipio de la provincia de Guadalajara de 3.595 habitantes emplazado a 25 km.
de la capital en la parte sudoeste de la provincia, cerca del límite con la provincia
de Madrid. A unos 22 km. se encuentra Alcalá de Henares y a 55 Madrid y se
puede acceder fácilmente a estas dos poblaciones por la A-2 y por la R-2 de
peaje. Damos estos datos kilométricos porque esta cercanía con la capital de
España provocó que el pueblo se convirtiera en un proyecto de ciudad dormitorio
y eso, posiblemente, fue el germen del desastre económico que ahora padecen.
Pioz tenía
apenas 190 habitantes en 1991, duplicando esa cifra en cinco años, triplicándola
en diez y multiplicándola ¡por 11! en diecisiete años, llegando a los 2.191 en
el año 2008. Este aumento poblacional provocó un clima de euforia desmesurada en
el equipo de gobierno de la localidad, en aquellos años del PSOE, empezando a
hablar de que se llegaría hasta 25.000 habitantes en pocos años.
¿Consecuencias? Obras a marchas forzadas: miles de viviendas, gigantesca
depuradora, colectores, miles de farolas, piscina municipal “casi” olímpica, rotondas
en medio del campo, enorme centro cultural, ambulatorio apto para decenas de
miles de habitantes… y llegó la crisis.
En apenas
unos años, la localidad acumuló unas deudas de más de diez millones de euros,
lo que supone que cada uno de los 3.595 habitantes está endeudado en unos 3.000
euros; con unos ingresos anuales de dos millones de euros, casi no les llega ni
para pagar los intereses de la deuda.
Existen ¡7.000 casas vacías!, muchas de
ellas habitadas actualmente por okupas (y estos no pagan impuestos). La piscina
municipal está sin pagar, la depuradora, con un poco de suerte, empezará a
funcionar este año, aunque aún se deben cinco millones de los once que costó y
por el asfalto de algunas calles no ha pasado un coche desde hace años.
El “cuento
de la lechera” lo montaron los gobiernos del PSOE, con mayoría absoluta durante
varias legislaturas; en 2011, con el desastre ya montado, llegó el PP… y la
deuda continuó igual. Nada menos que 7.058 años es lo que tardarán, al ritmo
actual, los habitantes de Pioz en saldar sus compromisos financieros. Por ello,
en las últimas elecciones locales votaron a un auténtico genio de las finanzas:
Ricardo García, de Podemos. ¿La solución? La misma medida estrella que el
partido de Iglesias quiere aplicar en toda España: NO PAGAR. “Esta deuda tiene
que declararse ilegítima”, manifestó Don Ricardo. Fácil, ¿verdad?
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