RTVE hace muchos, muchísimos años que es un organismo
deficitario que tenemos que subvencionar entre todos los españoles. Trabajando
con los datos económicos del año 2010 y 2011, que son los que acaba de auditar
el Tribunal de Cuentas (como pueden comprobar, van al día), a pesar de recibir
más de 1.200 millones anuales de los presupuestos del estado, continuó
contabilizando pérdidas.
Zapatero creyó encontrar la piedra filosofal cuando pactó
con las televisiones privadas y los operadores de servicios multimedia la
supresión de la publicidad en el organismo público a cambio de que éstos
pagasen suculentas tasas que sufragasen los gastos del ente. Pasados unos años,
continuamos destinando parte del presupuesto nacional a la televisión pública,
las privadas ganan mucho más dinero que antes al no tener competencia en el
mercado de la publicidad y los ciudadanos sólo hemos conseguido una ventaja:
que las películas no tengan interrupciones publicitarias, ni siquiera una, que
siempre viene bien para ir al baño. Una televisión “Premium” que nos cuesta un
dineral.
¿Por qué siempre pierde dinero? Pues ya se sabe que como lo
público es de todos, parece que el dinero que se gasta no sea de nadie, pero es
que, además, el derroche, los lujos y los sobresueldos siguen campando a sus
anchas. Según el informe de Fiscalización de la Corporación RTVE
y sus sociedades, en los años 2010 y 2011 la cadena pública
"incumplió" la normativa de contratación y del abono de gastos no
contemplados en algunos contratos de sus empleados. Así, las dietas de los
empleados no están justificadas ni autorizadas; los corresponsales se alojan en
hoteles de cuatro y cinco estrellas cuando está estipulado que como máximo sean
de tres; se contrata personal en las corresponsalías sin autorización del
departamento de recursos humanos; se pagan gratificaciones en los rodajes sin
estar presupuestados; siempre se desplazan en taxi cuando existen convenios con
algunas empresas de transporte y se contrata a productoras externas, día sí y
día también, sin ningún control y con escasa justificación de los gastos
pagados.
Pero lo más escandaloso llega cuando hablamos sus
dirigentes. En el año 2010, con Alberto Oliatt como Presidente, el departamento
de recursos Humanos tomó la decisión de reducir entre un 5% y un 15% el número
de directivos de la Corporación. Al finalizar 2011, RTVE contaba con 238
directivos, sólo un 3% menos.
También se tomó la decisión de introducir unas retribuciones
variables de hasta el 20% de la cantidad fija anual según el cumplimiento de
los objetivos generales. Según RTVE, el grado de cumplimiento de los objetivos
en 2010 fue del 70%. ¿Resultado? Les pareció suficiente y acordaron retribuciones
variables de entre el 16% y el 20%. Un año después, en 2011, la cadena pública
perdió 47,1 millones de euros. Tampoco les pareció mal el resultado y volvieron
a aprobar variables de entre el 15% y el 20%. ¿Qué tiene que pasar para que
reconozcan que no han cumplido sus objetivos?
Multipliquen todas estas cifras por las decenas de
televisiones (y radios) públicas que tenemos en España y puede que lleguen a la
misma conclusión que un servidor: ¡que las cierren ya!
que las cierren,no es desinformación,manipulación,lavados de cerebro y adoctrinamiento lo que necesitamos...y que dejen al pueblo tener sus espacios culturales
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