En un indudable acto de trasparencia (algo a lo que no estamos acostumbrados), la Generalitat Valenciana ha publicado el listado de puestos de trabajo de su Administración. Y la listita ocupa nada menos que ¡949 páginas llenitas de arriba abajo!
Poco a poco se irán destripando estas listas y nos
enteraremos en qué trabajan los miles y miles de empleados públicos de esta
autonomía, pero de momento ha salido a la luz el personal que rodea al
Presidente Fabra. Y es para llevarse las manos a la cabeza.
El Gabinete del Presidente de la Generalitat, es decir,
personal ligado directamente al presidente Fabra, dispone de un total de 32
trabajadores. Entre ellos aparecen 16 asesores, 3 conductores (exclusivamente
dedicados a Don Alberto) y dos secretarias, una adjunta y otra particular.
Naturalmente, todos de libre nombramiento, o sea, nombrados a dedo. No está mal
para una Comunidad que ya habría presentado suspensión de pagos de no ser por
el rescate del gobierno central.
Además de estos, Presidencia cuenta con otro centenar de
empleados, entre los que cuenta con ¡21 periodistas!, un fotógrafo, dos
operadores de cámara, un publicista, un jefe de equipo de correspondencia y
agenda, un técnico de apoyo de gestión presupuestaria, un especialista de
protocolo y numerosos administrativos.
Aunque, al menos en esta ocasión, los puestos se cubren mediante concurso.
Lo que más nos ha llamado la atención es que entre el
personal adscrito a Presidencia aparece un puesto que podríamos denominar como “curioso”:
Mestre-sala. ¿Y a que se dedica este funcionario? Pues trabajo no le falta ya
que es el encargado del comedor y la cocina del Palau de la Generalitat.
Entre
sus funciones están la adquisición de existencias para la despensa y bodega, la
preparación y dirección de las comidas y cenas oficiales que se ofrecen fuera
del Palau, la realización personal del servicio de sala en almuerzos o cenas de
pocos comensales y el control y mantenimiento del instrumental, vajilla,
cristalería, cubertería y ropa de mesa del Palau.
¡Casi nada! Con lo que les
gusta comer a nuestros políticos, este buen hombre debe de ser el tío más
atareado del mundo. Ni por todo el oro del mundo aceptaría este trabajo.